jueves, agosto 13, 2009

Turcomano

Cada vez que cierro los ojos siempre me acordaré del "Gimnasio Marzano" de mi tío Hugo (3 veces campeón sudamericano de levantamiento de pesas). A él iba casi siempre en compañía de mi papá y me divertía jugando con una plataforma que giraba y que supuestamente era para reducir la cintura. Yo jugaba nomás mientras veía a los demás pesistas levantar un montón de peso. Tendría 7 años.

El referente que siempre tuve de pequeño fue el Kung Fu y las pesas, deportes que mi papá practicaba. Y las personas que se le acercaban y siempre le daban la mano a él, en el gimnasio, por lo general me los presentaba como mis tíos. Eso es normal en los niños. Mi papá me decía: "saluda a tu tío Marcos" y yo le daba la mano a un pesista que parecía "Brutus" .

Después de entranar en ese ambiente cargado de olor a sudor y sonidos de pesas que rebotaban con eco en el piso, un grupo de pesistas, mi papá y yo ibamos al sótano. Allí se encontraba lo que yo aún no conocía y que luego se me hiciera tan cotidiano, la cámara seca o "el sauna".

En un ambiente a media luz, siempre se podía apreciar a un hombrecito que barría. Mientras de una puerta iluminada se veía a muchas personas conversando. Nos acercabamos con mi papá, el abría la puerta y por unos segundos mi cuerpo se achicharraba entre el sudor y el calor intenso.

En el interior habían muchos pesistas calatos, pero siempre con su toalla, que conversaban de política, de mujeres, contaban chistes y se molestaban entre ellos. Yo no soportaba mucho el calor, por eso esperaba afuera recostado en una de las camas, aunque en un par de ocaciones acompañé a mi papá y a mi hermano por unos minutos y fue una tortura.

**

De eso han paso muchos años, mi tío, que en paz descanse, cerró su gimnasio pero la costumbre quedó; me empezó a gustar el hecho de torturarte en la cámara seca y luego salir a descansar. Y por eso, con los años, descubrí que también había una cámara de vapor con olor a eucalipto a la que llamaban "baños turcos" y empecé a combinar las dos cámaras. Mi papá, al nuevo baño turco al que siempre ibamos, me explicaba cual era el proceso para purificar tu cuerpo de las toxinas.

Como todo primerizo pase por varias etapas; al inicio fue la del chongo, la que deseas ir al sauna porque piensas que bajarás de peso y para resistir bajo el calor, luego iba para ver como los señores hablaban y hablaban y reirme un rato, hasta ahora en que voy por una especie de ritual agradable y de bienestar.

Con el tiempo aprendí que la intención de ir a los baños turcos, no es para otra cosa que para relajarte. Conocí a muchas personas sabias en el tema que me fueron enseñando rutinas adecuadas para poder disfrutar mi estadía al máximo en todos los ambientes. Al inicio no ingresaba a la ducha española (una ducha muy grande con agua helada) hasta que poco a poco ingresé y ahora es indispensable en cada visita.

En "los baños turcos" aprendí cuanto tiempo tienes que estar por cámara (seca y de vapor) y el tipo de hierbas que se ponen para que te relajes y limpien tu cuerpo.

*
Hace un tiempo empecé a ir solo y cada visita a los baños turcos me sumerge en un mundo aparte. Vamos casi los mismos, de distintas edades y diferentes profesiones, y conversamos de muchos temas. Es como una logia donde los temas que se tratan no se vuelven a hablar afuera pero quedan dentro de tu conocimiento.

En una fiesta a la que fui hace unas semanas escuché al amigo de mi primo que hablaba del baño turco, y cuando yo le mencioné que iba 3 veces por semana se sorprendió y me dijo: "tu eres un turcomano". Siempre pensé que el término era Saunero, pero desde ese día pregunté entre mi grupo y me dijeron que así se decía.

Ir a los baños turcos es una experiencia especial, aprendes mucho: de salud, de política, de economía, de literatura. Conoces un montón de gente y te diviertes mientras te desintoxicas un poco. Hay veces que tienes que escaparte porque siempre existen gays desubicados que piensan que aquí encontraran su víctima, pero con tantos años que tengo asistiendo a los baños turcos ese tema es uno de los que más fácil uno se puede safar, y felizmente ya no hay muchos, y si los hay no hacen mayor escándalo frente al grupo.

Ayer estuve en los baños turcos y me sentí contento de saludar a todas las personas que asisten. Me sentí como en casa y me relajé por mucho tiempo dentro de la cámara de vapor.
Los baños turcos, cuando lo tomas como una forma de vida, es un vicio que dificilmente podrás dejar.

Les dejo una escena que publiqué en mi grupo de "sauna" en el facebook que un poco más y generó un problema mundial por los distintos puntos de ver los beneficios del sauna. Claro, este video no tiene nada que ver con un sauna de hombres pero igual esta entretenido.

3 comentarios:

El Bosco dijo...

yo ayer también estuve en la sauna (aquí es femenino), y en el baño turco, que no aguanto más allá de 2 minutos. Al menos en el gimnasio al que voy, son muy espartanos y se toman la relajación al pie de la letra. No se habla casi nada. Por cierto, que coincidí con 2 chicos acaramelados, pero muy bien. Me guiñaron un ojo y después se besaron.
Un abrazo, joan. Soy Manuela, bajo el seudónimo del pintor renacentista, aunque con el Don parezca otra cosa.

Angel Castillo Fernández dijo...

Yo quiero al saunda donde va la chica del video!

PELO-PON-ESO dijo...

jajaja, hola manuela , que gusto que pases por casa de nuevo, como verás estoy reactivando pelo-pon-eso y escribiendo como antes. Ya habrá tiempo para conocernos, un cariño y pasaré a visitarte.