domingo, diciembre 01, 2013

Tardes entrañables

Cada vez que uno regresa de un viaje, no sólo arriba tu cuerpo, sino tus recuerdos.  Aquellos momentos de mayor intensidad, de suave atardecer, de fronteras, caminatas, personas nuevas y sorpresa.

Uno descubre que es importante estar lucido para recordar todas las cosas vividas, y sabe que fue necesario ese viaje porque no habría mejor forma de madurar y disfrutar agradeciendo la vida.

Cuando uno regresa de viaje, hay muchas cosas por contar y mucha gente por recordar, hay muchos motivos para querer volver y muchos otros para saber que cada cosa que viviste quedará en tu mente para siempre.

Cada viaje, como cada momento de vida, es un milagros que merece la mayor gratitud: aquella que sale del alma y que es motivo para celebrar siempre.