Hoy vi nuevamente mi maleta azul de mochilero. Estaba limpia y acomodada en mi closet. Algo rarísimo porque siempre estaba con tierra o con mil recuerdos de los viajes. La observé - me observó y dijimos: ¿a los tiempos no? Creo que ya es hora de volver a salir de viaje. Lo nuestro es la aventura...
Pasamos tantas cosas juntos que vernos en un plano tan formal nos parecía raro. Mi mochila me observaba y sin decir nada decía mucho. No me creía, no creía que fuera tan formal,tuviera tantas reuniones de trabajo y llevara Nextel y Claro. Para ella ese no era yo.
Por un momento aterricé, descubrí que en medio de todo este día a día, de los contratos, la empresa y las llamadas estaba mi vida, esa vida de aventurero que un día decidí llevar.
Tanto tiempo juntos viajando, tantas aventuras divertidas y otras no tantas, cada espacio de mi mochila de mochilero lleva grabada emociones, sensaciones, lágrimas y alegrías.
Traté de decirle que el tiempo pasó pero ella no me cree. Ella me recuerda como aquel aventurero que un día en las playas de Montañitas Ecuador decidió mandar al carajo a tanto dueño de empresas para poner la mía.
Me acompañó en las madrugadas llegando a Chile, o cruzando Argentina para llegar a Uruguay. Me acompañó en alguna acera solitaria de un país o ciudad que no conocía mientras veía la gente reír y yo solamente atinaba a tomar una cerveza solo y tratar de unirme a algún grupo.
Conversamos muchas veces y fue mi cómplice en decisiones del momento. Muchas veces me recosté en ella como si fuese una almohada y otra me dejaba consolar por su calor, su amistad.
Hoy, después de tiempo, ver a mi mochila pudo más que todo. Fue un momento muy especial porque más que un espacio donde se guarda la ropa o los alimentos fue un compañero que tuvo el alimento justo en los momentos de necesidad, el que me acogio cuando necesitaba abrazar a alguien, el que sabía que nunca se iría de mí porque fuimos y somos inseparables.
Hay tantas cosas que escribir y decir, mientras mi mochila a un lado me observa y sonríe. No fue necesario que me diga nada para descubrirme en ella, para saber que la vida es algo más que reuniones y lo que se quiere lograr, es una esencia, la misma que me impulsó a poner Adflamingo, la misma que me despierta día a día para comerme el mundo, la misma que me da fuerzas para seguir.
Puede resultar tonto, pero este momento me puso sentimental.
Vamos mochila, vamos a recorrer el mundo otra vez, con la única convicción que es ser feliz y reviviendo cuando te lleve en la espalda la mística de ser un verdadero mochilero. Un aventurero que siempre creyo que esta vida es un regalo maravilloso digno de sorprenderse a su paso.
Mi mochila y yo siempre iremos juntos.
Hay mucha historia pasada y una nueva que estoy escribiendo y que le da un tono mejor a este viaje.
Esta vez no viajo sólo, esta vez viajo junto a la mujer a la que tanto tiempo busqué en mi sueños y ahora tengo a mi lado.
Gracias mochila, prometo no defraudarte
