Volver a la esencia, volver a la calma. Un tiempo de reinventarme, de volver a nacer entre las letras, de hacer de este blog lo que era, retornar al objetivo principal, a la alegría de escribir en cada post. Tiempo de alegrarme con lo escrito y de sorprenderme con las cosas, tiempo de calcular las horas y de pisar la tierra otra vez. Confieso que desistí, que caí en la triste experiencia de aferrarme a las cosas y no dejar que fluyan, pero otra vez estoy de vuelta, alimentándome de las experiencias diarias y siguiendo en el camino. Hoy pedí permiso en mi trabajo, necesitaba reordenar mis ideas, ¿para que tengo todo esto? ¿Qué objetivo tiene lo que hago? ¿cual es la importancia de lo que puedo ofrecer?, volví a las calles añejas del centro, busque a mis amigos y como en los viejos tiempos retornamos al restaurante - bar de don Artemio que prepara el lomo saltado más rico de la historia. El poeta Lee, gran amigo, se dejo ver y con su fólder donde archiva poesías, recitó una en la mesa. Que rico es tomarte un vino con amigos que valoras en el alma, escuchar lo que hablan, saber que ellos te apoyan en todo momento, que rico pisar la tierra y oler a guardado, sentarte en las sillas que se quiebran y ver a ese gato que se roba un poco de carne de un plato y se lo come en la mesa del costado, que rico es sentir que existe la vida en la sencillez y que en ella naces, creces y te haces libre, que bueno sentir que no todo es fantasía y que dentro de la realidad también puedes encontrar tus sueños y aspiraciones. Como nunca, o como antes, me compre un libro con la señora amable, mi casera desde hace más de 10 años, ¡como pasa el tiempo loco! busque a mi amigo Javier, que ya cerro su puesto de venta de musica por su enfermedad pero que lo sigo guardando en la memoria de aquellos tiempos de caminatas, canciones de trova, casettes a cinco soles (!como te extraño amigo pelicano, biblioteca andante), ilusiones a mil, tiempos en que descubrí todo gracias a mis caminatas de vendedor de papeles.
Olí las calles de Quilca y me deslicé allí con nostalgia. Cucho había llegado de su viaje a Inglaterra y Francia, y con su saco negro, acompañaba a Yuri en su puesto de DVDs de anime. Que gratos momentos son aquellos cuando tus amigos siguen existiendo a pesar de todo, están allí, y no los vuelves a encontrar un fin de semana, sino un día martes de semana a la 1pm y con ganas de tomar un vino tinto como en los viejos tiempos en que hacias lo que te daba la gana a la hora que querías porque tus horarios eran de noche y todo el día lo tenías libre. El poeta Jotta Lee, con su botella de vino en una mano sirviendo las copas, nos daba consejos para la vida, y yo acogiendo sus palabras sin fuerzas me recostaba en la pared despintada de aquel entrañable lugar.
Otra vez regrese, con nuevo aire, renaciendo e impulsado por mi esencia, en este blog creado específicamente para decir lo que siento y confesar lo que me viene a la mente. De lo que viví por este blog, sólo las maravillosas experiencias que aún siguen latiendo lo pueden contar, pero hoy, a mis casi 10 meses aquí sólo seré sangre y vida en cada letra que escriba. Nada más que eso, atentamente,
un soñador, Joan Manuel.
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