Terápia del perrito

Leyendo un libro de Psicología que llegó a mis manos fuí a una parte de decía: "recurré al método del absurdo" donde entre otras cosas el autor señalaba que una de las mejores formas de hacer cosas fuera de lo cotidiano era ladrando a la gente. Fue allí que llegó a mi mente de inmedianto la imagen Jorge (no dire su apellido) un joven filósofo que conocí gracias a una amiga. Jorge, las veces que lo invitamos a caminar se dedicaba a ladrarle a la gente, ya sea por Pardo, el malecón, San Isidro, en fin, a mi me daba miedo esas respuestas inesperadas. Jorge, explicándonos que eso era parte de su terápia ladraba no sólo a las personas sino a los árboles y a los autos que pasaban. Otra de las cosas que hizo fue patear las llantas de los carros en plena pista además de hablarnos de los átomos y no se que. Un día le dije que él era un oso de peluche y que se busque la etiqueta en el cuello y él lo hizo. Jorge, con convicción en sus palabras, todo lo sustentaba argumentando que eran las supuestas técnicas que le inculcaba su psicólogo. Es decir, nunca pense que hubieran terápias así, pero ahora que leo este libro comprendo que muchos terminan tan locos como Jorge al seguir estas recetas.

Sobre él, ya ni sé, en la segunda caminata a la playa lo dejamos ladrando y mostrando sus dientes a un viejito que pedía limosna. Mi amiga y yo salimos disparados y nunca más supimos de sus ladridos. Espero que no esté con rabia y que no se atreva a seguir las técnicas del libro que hoy tengo en mis manos.

Que sería de él.