martes, noviembre 26, 2013

Viaje Piura - Tumbes - Guayaquil - Montañitas - Máncora

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1er. Día

El viaje empieza por casa.  Llaman  a la puerta a las 3 a.m. Pregunto quién es y me responde el taxista que había contratado para que me lleve al aeropuerto.  En esta oportunidad como no tenía muchos días para mi viaje decidí salir por avión.  Llego al aeropuerto a las 3:30 am, me registro por migraciones y luego duermo hasta que me llaman para el embarque. En este tema hay una cosa medio complicada, el sacarse los metales:   te dice la señorita “sáquese la correa” y al hacerlo un poco más y se te cae todo el pantalón.  Te lo tienes que agarrar mientras vas poniendo las otras cosas de metal en la bandeja: ese momento es medio incómodo.

Pero finalmente nos toca subir al avión, ciento una emoción increíble. Hacía mucho que no salía de viaje solo, y aunque ahora mi mente ya está tranquila y vivo enamorado y con un objetivo en la vida, el viaje te despierta una adrenalina especial.  El vuelo fue un éxito, llegamos a las 7:20 a.m. cuando el viaje estaba programado para que se llegue a las 8 a.m.  Y en ese momento decido empezar mi aventura.

Subí a un taxi que me cobró 18 soles por llevarme a 2 sitios (al Cifa que se demoraba en venir a Guayaquil 11 horas y luego a las Van que se demoran 6). Decidí subirme a la Van y pasé mi segunda grata experiencia.  Gracias a la Van que me llevaba primero a Tumbes pude recorrer todas las playas del norte: órganos, Máncora, Punta Sal, Cancas, Zorritos, etc.

Al terminar el viaje, el señor que manejaba la Van me dice;  “¿no quiere que lo lleve a migraciones? Es lejos.  Yo acepté y en efecto descubrí que las migraciones de Ecuador y Perú  están lejos pero están muy bien equipadas. La señorita de Migraciones me interrogó, hasta que finalmente me dio la bienvenida a Ecuador después de hacerme firmar .  Yo me puse contento, y empecé a organizar lo siguiente: llegar pronto a Guayaquil y pronto a Montañitas.

El señor de la Van ya no podía seguir así que un taxista ecuatoriano que hablaba como peruano me llevó a una nueva compañía de Van, pero ya tenían copado su despegue de las 2 p.m. así que decidí subirme a un bus que según el vendedor “en 5 horas llegamos sin falta”.  Cosa que fue una gran mentira porque el carro empezó a hacer paradas cada hora de viaje hasta que finalmente empezó a fallarle las direcciones y decidieron pasarnos a otro bus.

Para esto ya eran las 5 p.m. y aún no llegábamos a Guayaquil.  Por ello decidí ver el paisaje y así se me pasó la hora. Feliizmente.

Una vez en Guayaquil como a eso de las 9 pm ya no salían los buses para Montañitas, por lo que me quedé en el Hotel "9 de Octubre" y salí a comer algo al malecón, que es una especie de Larco Mar pero que da al río.  Recomendable: El Shawarmi con papas en el patio de comidas del restaurant “Paraiso Persa de Pedrón”, también la noche en el barco pirata “el Morgan” donde un grupo toca en vivo canciones lentas.  El hotel es normal, sólo para quedarse pero sin nada más, (te cobran 5 dólares por darte el control y no te dan cubre cama) y la cerveza es normal, prefiero la Pilsen Callao, por lo demás una gran aventura...zzzz

2do. Día.

Tanto fue mi cansancio que me quedé dormido frente a la máquina y desperté a las 6 am. A esta hora ya salían los carros para Montañitas.  Así que salí rápidamente, tomé un taxi y fui a la estación de buses. Guayaquil es una bonita ciudad, llena de vegetación.

Salí a Santa Helena y de ahí después de 4 horas de viaje llegué a Montañitas, la tan querida Montañitas de siempre. La que había querido retornar hace 3 años pero que no pude por muchos motivos de trabajo.

Me hospedé en el mismo hotel de hace 3 años y he salido a caminar toda la mañana y la tarde. No había mucho sol pero como siempre la camaradería y la gente fueron todo. Recomendado: el desayuno del Hola Ola, el completo de $5.50, el ceviche ecuatoriano con camarones y conchas negras !muy rico!.

Como me quedé dormido la noche anterior por todo el día agitado me traje desde Guayaquil 3 cerveza Clubs. Las metí a la refrigeradora y ahora estoy escribiendo tomándome la 2da heladita.

Seguiré escribiendo, luego seguiré contando esta nueva aventura...

Terminando de escribir salí a pasear por las calles de Montañitas.  La noche empezaba a pintar de arte y música y de los locales ya se escuchaba un buen ambiente.  Me recomendó un chico que me tome uno de los cocteles, que Montañitas se había vuelto desde hacía poco tiempo especialistas en cocteles.

No perdí tiempo y me pedí: un Daiquiri de Mango: extraordinario.  Luego un Mojito de Maracuya.  Ambos recomendados.

Muy animado, y por el recuerdo, regresé al Hola Ola y me pedí una pizza persona, que más parecía una pizza familiar.  Me encantó y sobre todo porque venía con oferta de 3 cervezas por $5.

Terminada la comida regresé al hotel, me puse a escribir y decidí tomar una siesta. Montañitas aguardaba a sus visitantes con fiestas interminables y llenas de música y diversión.



3er Día:

Despertar en Montañitas es maravilloso, sobre todo por el sol que se filtra por tu ventana.  El te impulsa a levantarte e irte de frente a la playa.  Siguiendo sus pasos fui a la playa y empecé a correr de un lado al otro.  El mar es celeste y la vista es impresionante.  Me metí al mar recordando los viejos tiempos y luego salí. Tenía que probar uno de los jugos de frutas recomendados.

Y cómo no lo iba a probar!  así que me acerqué al puesto de un chico que me sirvió Mango con Plátano: recomendado.  Con ese gusto fui directo a la playa a disfrutar de un ceviche ecuatoriano: con mucho camarón, conchas negras, pulpo, calamar, entre otras variedades.

 La tarde se me fue pasando por montañitas y me surgió un gran problema; no tenía dólares y nadie cambiaba soles. Por ello tuve que apresurarme a tomar mi bus de regreso a Guayaquil para seguir con mi viaje.

Con pena pero con la mentalidad de que había cumplido el reto me despedí de Montañitas y regresé a Guayaquil.  El trayecto fueron 3 horas entre playas maravillosas y vegetación hasta que llegué a las estación de buses. Mi pasaje estaba para las 9 pm y eran las 5 pm.  Por ello decidí hacer tiempo paseando por el Malecón.

No se me hizo nada aburrido porque la banda de la policía metropolitana estaba tocando unos merengues muy divertidos y luego fua al patio de comidas.

Trate de comprobar que la comida china era tan buena como la de Perú pero me llevé una decepción  al probar el "Chaufarín" una especie de "combinado" peruano.  Sigo creyendo que nuestro arroz y sazón es más rica en ese tema.

Luego regresé a la estación de buses y partí rumbo a Máncora.  La llegada estaba destinada para las 5:30 am pero llegó a las 3:30 am.  De noche.  Por ello tuve que ir a la comisaría a descansar un rato mientras llamaba algún alojamiento.  El loki como siempre me acogió y ahora, con pleno sol intenso, un mar suave y generoso, estoy escribiendo este relato.  En un rato viajo a las playas de órganos, me espera aún un largo viaje de mochilero.


Joan Manuel Flórez



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