hay una tarde que se encrispa cuando los párpados cansados miran al cielo y no hay más que una nube de ideas que caen en tu mente, tú la vez y deseas que sea tu almohada donde poder reposar ahora que pasan las horas y deseas descansar más que nunca. Allí, reclinado en tu silla pensante, aclimatas tus manos y parpadeas con ellas hasta estancarte relajado y satisfecho por lo que vendra y volar en tus sueños
hoy, me acostaré en la madrugada
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