Reemprender el camino en una mañana fría, en que los calentadores se apagaron y la luz del sol entra por las persianas. Ayer, el tiempo recorrio tus ojos y descansaste más de lo normal, la lágrimas de los instantes sobrepasaron los recuerdos marchitos y en la plenitud del día, un pajarito blanco con pico naranja revoloteó encima del lomo de tu perro. El aire te acaricio el rostro y las palabras nacieron y se deshicieron en el transcurrir bohemio de las mentes que se dejan ir siempre los domingos. El lunes ya es diferente. Y como hoy, bajas de la nube y vez los sueños de libertad sentados en la silla del costado.
El tiempos de relajo modera tus pensamientos y te reinventan. hay que aprender a volar siempre sin paraguas
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