Querida Emilia, te escribo desde estos rincones que aún no conoces pero que sueñan contigo todas la noches, aquellos espacios donde te transformas en aquel suspiro, o quizás, en aquella alegría que espero ver pronto para descubrir que es verdad. Tan cierto como las letras que escribo y que me dejan en silencio cada vez que pronuncio tu nombre y descubro que existes, y que si la vida desea podremos caminar juntos como dos buenos viejos amigos de infancia o aquellos cómplices que viven en constantes silencios pero eternos gestos, como el que le da el amante a su mujer cuando se aleja de casa.
Por acá todo igual, garuando como todas las noches por la ciudad de Lima y recibiendo los remesones que nos despiertan cada cierto tiempo, recordando que no tenemos un suelo firme y que la naturaleza es más inesperada que nosotros mismos. Si, lo sé, es orate tomarme esta confianza sin pedirte permiso y decirte tantas cosas que quizás no deseas escuchar o no quisieras permitirte reconocer como tuyo.
Pero que le vamos a hacer Emilia, nadie es perfecto, no pensé tener el gusto de conocerte y los errores siempre están para voltearles la página… y así, por una sincronización del destino estamos ahora tú y yo frente a frente compartiendo esta comunicación y viéndonos, reconociéndonos después de tanto, quizás vidas, quizás muertes, quizás reencarnaciones o tantas otras cosas que el pasado se encargó de crear para justificar el porque suceden todas las cosas involuntarias y se transforman en voluntarias.
Tu madre, si, aquella espiga de trigo tan inquieta fue como tú pequeña Emilia y pataleó igual, moviendo sus piecitos de un lado al otro, haciendo renegar a tu abuelo y dándole alegría a tu abuela. Ella, que ahora te coge para que no te caigas, observa tus hoyuelos y se pone maquillaje y una ropa linda como la tuya, también recibió caricias de pequeña y amor como tú recibes de ella.
En resumen, todo eso lleva el nombre de familia, que yo también tengo y tendré. De que somos amigos, hay que confirmarlo, pero tengo todas las ganas de hablar contigo, que me expreses lo que sientes y poder quererte como se quiere a alguien que recién llega a la vida y a quien le toca recorrer y pasar por lo que tú ya pasaste.
Sabes, pensar en cosas que vendrán algún día, es un albur Emilia, es jugar a la suerte con los dados de la duda y yo prefiero construir nuestra amistad y cariño con este tipo de mensajes, que no serán mayor cosa que papel y letras pero que expresan algo más que algo, expresan un sentimiento codificado en reglones y puntos de vista trascendentes.
Tarde o temprano tendremos que cruzarnos y bifurcar miradas. No te diré nada en ese instante como ahora, porque los contactos no son tan filosóficos como piensas, sino más emotivos y quizás te abrace y te diga cosas o haga gestos raros como se hace a los niños, y tú me escucharás y ni siquiera se te pasará por la mente entenderme, sólo observar porque te sonrío si nunca me viste…hasta que me vaya y me analices dentro de las cosas que se te imponen a la fuerza para que las hagas parte tuya como siempre sucede con todo en el mundo.
Un mundo, que ha cambiado tanto Emilia y por el que tendrás que pasar, que contarte sería repetir algo que tendrás que experimentar sin necesidad de parlamento ni discursos vagos. Tu generación apretando un botón se nutrirá de más datos que yo leyendo mil libros y podrás resumir todo lo que escribo en una sola letra o icono.
Ya vez pequeña Emilia, tantas cosas te digo y no entiendo porque me sigo poniendo sentimental si es natural tener amigos y presentarse ante alguien como lo hago yo ahora ante ti.
Sólo te pido algo…cuando nos veamos no te cuestiones porque soy yo y no el otro y porque mi apellido es diferente, esas cosas las irás descubriendo con el tiempo y sabrás que esto que te escribo ha nacido como un buen diálogo entre dos amigos que un día se encontraron y se dijeron algo para ir llevándose bien en el camino, nada más, que es lo más importante … por lo demás, el frío de Lima me vuelve emotivo y no sabes como espero que se conecte tu mamá para poder conversar y verte con tu nueva ropita.
Cuídate mucho Emilia,
Que yo siempre estaré aquí, pendiente de ti. Feliz primer añito.
Por acá todo igual, garuando como todas las noches por la ciudad de Lima y recibiendo los remesones que nos despiertan cada cierto tiempo, recordando que no tenemos un suelo firme y que la naturaleza es más inesperada que nosotros mismos. Si, lo sé, es orate tomarme esta confianza sin pedirte permiso y decirte tantas cosas que quizás no deseas escuchar o no quisieras permitirte reconocer como tuyo.
Pero que le vamos a hacer Emilia, nadie es perfecto, no pensé tener el gusto de conocerte y los errores siempre están para voltearles la página… y así, por una sincronización del destino estamos ahora tú y yo frente a frente compartiendo esta comunicación y viéndonos, reconociéndonos después de tanto, quizás vidas, quizás muertes, quizás reencarnaciones o tantas otras cosas que el pasado se encargó de crear para justificar el porque suceden todas las cosas involuntarias y se transforman en voluntarias.
Tu madre, si, aquella espiga de trigo tan inquieta fue como tú pequeña Emilia y pataleó igual, moviendo sus piecitos de un lado al otro, haciendo renegar a tu abuelo y dándole alegría a tu abuela. Ella, que ahora te coge para que no te caigas, observa tus hoyuelos y se pone maquillaje y una ropa linda como la tuya, también recibió caricias de pequeña y amor como tú recibes de ella.
En resumen, todo eso lleva el nombre de familia, que yo también tengo y tendré. De que somos amigos, hay que confirmarlo, pero tengo todas las ganas de hablar contigo, que me expreses lo que sientes y poder quererte como se quiere a alguien que recién llega a la vida y a quien le toca recorrer y pasar por lo que tú ya pasaste.
Sabes, pensar en cosas que vendrán algún día, es un albur Emilia, es jugar a la suerte con los dados de la duda y yo prefiero construir nuestra amistad y cariño con este tipo de mensajes, que no serán mayor cosa que papel y letras pero que expresan algo más que algo, expresan un sentimiento codificado en reglones y puntos de vista trascendentes.
Tarde o temprano tendremos que cruzarnos y bifurcar miradas. No te diré nada en ese instante como ahora, porque los contactos no son tan filosóficos como piensas, sino más emotivos y quizás te abrace y te diga cosas o haga gestos raros como se hace a los niños, y tú me escucharás y ni siquiera se te pasará por la mente entenderme, sólo observar porque te sonrío si nunca me viste…hasta que me vaya y me analices dentro de las cosas que se te imponen a la fuerza para que las hagas parte tuya como siempre sucede con todo en el mundo.
Un mundo, que ha cambiado tanto Emilia y por el que tendrás que pasar, que contarte sería repetir algo que tendrás que experimentar sin necesidad de parlamento ni discursos vagos. Tu generación apretando un botón se nutrirá de más datos que yo leyendo mil libros y podrás resumir todo lo que escribo en una sola letra o icono.
Ya vez pequeña Emilia, tantas cosas te digo y no entiendo porque me sigo poniendo sentimental si es natural tener amigos y presentarse ante alguien como lo hago yo ahora ante ti.
Sólo te pido algo…cuando nos veamos no te cuestiones porque soy yo y no el otro y porque mi apellido es diferente, esas cosas las irás descubriendo con el tiempo y sabrás que esto que te escribo ha nacido como un buen diálogo entre dos amigos que un día se encontraron y se dijeron algo para ir llevándose bien en el camino, nada más, que es lo más importante … por lo demás, el frío de Lima me vuelve emotivo y no sabes como espero que se conecte tu mamá para poder conversar y verte con tu nueva ropita.
Cuídate mucho Emilia,
Que yo siempre estaré aquí, pendiente de ti. Feliz primer añito.
Joan Manuel.
Canción de Cuna - Serrat
No hay comentarios.:
Publicar un comentario