martes, mayo 15, 2007

Hoy caminé por la noche, la gente pasaba pero sabía que las luces sólo son eso, luces y pasan. Me dejé ir entre el frío, la gente avanzaba y sabía que nada tenía más sentido que sólo pasar, porque para eso estamos en esta vida, para pasar. Examine los avisos, vi las bandejas, probé algunos bocaditos, deje pasar otros. Si, es grato estar acogido en esta selva, saber que existe gente que hace por un instante lo mismo que tú. Cual es el sentido de la soledad, si hay muchas soledades que construyen una compañía. Me alejé tarde, no había humo y todo acabó rápido. El carro me llevó por los pasajes de los ruidos confusos pero conocidos, y la despedida se hizo presente otra vez. Hay espacios que a veces se llenan por un buen texto o un comentario inteligente y las cosas casuales se presentan como señales de que lo inevitable existe. No hubiese podido dormir bien si aquella página no se hubiese llenado de tinta otra vez. La madrugada es larga y el invierno ya llego. Los finales se acercan... pero hay que aprovechar mientras existan.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay algo triste y melancólico en caminar sola de noche por la ciudad. Tal vez a algunos les parezca bucólico, pero a mi me produce una sensación de tristeza y desasosiego.

Incluso la gente es distinta, es diferente y parecen salidos del submundo de la noche. Creo que entre los transeuntes nocturnos hay un pacto secreto para entenderse entre ellos. Un pacto que los diurnos somos incapaces de comprender y descifrar.

Tu artículo me ha recordado esto.

Mai

El Gonzi dijo...

Espero que después del APAP puedas regresar entero a tu jato jaja..
Un abrazo