Volver a empezar, navegar entre las dudas, entre las palabras y la gente que avanza. Hay corazones con intenciones descabelladas y otros sanos, hay personas llenas de buenas intenciones y otras que destruyen a su paso. El mago es aquel que puede transformar esas emociones y volverlas elevadas, más allá de las provocaciones y las malas maneras. El mago puede dejar que los momentos queden supuestamente tranquilos porque sabe que lo hecho tarde o temprano tendrá su recompenza, sea buena o mala.
Por ello, el mago nunca hace caso a las palabras, porque sabe que son palabras, y estas se las lleva el viento. Y así en la quietud de la meditación, es tiempo de retornar a las raices, de caminar mirando siempre al frente, de vivir intensamente y deskarmearme. Dejar atrás las torturas y la mala vibra y comenzar un camino con muy buen ánimo.
Extrañaba estas tardes de conversación agradable, esta silla y este silencio sin tiempo. Mañana pasearé de nuevo y veré nueva gente. Aunque parezca mentira, siempre hay cosas por hacer y gente que está como tú, en una intención de aprendizaje permanente.
El mago se despide, pero el tiempo nunca termina, sólo es uno el que cierra los ojos y se desconecta.
Aunque tampoco lo termina haciendo, porque finalmente sigue viviendo por dentro...
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