Luz que se filtra por las ventanas, cortinas cerradas y sol que baila en el cielo. Todo bien y me levanto despacio. No hay tiempo que ganar ni tampoco que perder, sólo hay un espacio para compartir con la armonía. Me estiro y me preparo para salir a correr. Las flores y el viento saben lo importante que es para mi salir a batallar con el silencio relajante. No hay palomas negras, sólo mariposas blancas que me acompañan en el recorrido. Una sonrisa brota de mi rostro y doy la vuelta. Camino y me baño. Estar relajado en un día de semana y de verano es elevarte viendo el paraíso. Por ahí, un pensamiento diferente trara de filtrarse, pero no hay por donde, todo fluye, todo va bien. Camino y observo a la gente, hoy poca agua pero mucha meditación. Llego a mi antiguo lugar de inspiración, dejo unos papeles y retorno. En el recorrido uno puede ver caras, sólo caras que te dan el encuentro. Pero sentirte relajado puede más y avanzo bien. Los minutos pasan, pero cuando tú estas fluyendo no existe el tiempo, ni el sol, ni los carros ni nada, sólo un espacio adecuado para ser tu mismo. Antes me sentaba en los parques, recostaba mi ser en las banquetas. Ahora camino y voy más allá. Espero se materialice lo que tanto pedí y llego a mi cuarto para lanzarme a la cama en cualquier hora del día. La música fluye perfecto y para mi todo bien, todo fluye absolutamente bien.
Hoy si que fue un buen día.
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