lunes, julio 09, 2007

Hoy me quedé en casa, el clima y mis deseos de ensimismarme me obligaron a hacerlo. Pensar y reemprender todo otra vez, tener las metas claras y llenarte de entusiasmo son cosas necesarias para poder seguir. Como siempre, todo en la semana es tranquilo cuando estas en tu espacio, tienes tiempo para descansar, leer algunos libros, poder pensar y escribir. Terminé de leer un libro que estaba estancado hace unos meses en mi librero, haciendo equilibrio junto a otros papeles, y me mantuve con la luz apagada un buen rato.
Veía mi cuarto, veía las paredes, veía mi tiempo. Los recuerdos aún vivos regresaban, y pensar que hace tan poco tenía 20 y hacía teatro. Escuché en mi mente los ladridos de mis perros, llegue a tener hasta 6 y vivía saliendo con todos ellos e impidiendo que se pelearan. Quise algo de hielo, amanecí un poco decaído por la salud pero para la noche llegué más fortalecido. Necesitaba descansar, eso era, todo el día fuera de casa y poco tiempo de sueño cansa a uno.
El silencio siempre es un buen conversador, te dice cosas maravillosas cuando necesitas hablar con ella. Todos cometemos errores, todos nos caemos, todos nos levantamos, y ella está ahí dándote consejos, ayudando a que todo salga en orden. Subí las escaleras empinadas del segundo piso de mi casa, estan ahí pero no tengo tiempo de subir, lo hice el sábado pasado para ver el partido de Perú con mi hermano pero en la semana me quedo abajo, en mi cuarto.
Hace tiempo que no entraba por la puerta de la algarabía, aquella donde abría la manija y veía salir a mi perros ladrando. Los hacía a un lado porque bajaban como estampida, alegrando la casa mientras yo cuidaba de que no se orinen en los muebles ni se peleen entre ellos. Pero hoy que subí no escuché ruído. El patio, donde tambien se cuelga la ropa estaba con la puerta cerrada y la luz apagada.
Por una rendija pude meter mi mano e ingresé. Los recuerdos revivieron como el ave Fenix. Allí, en esa casa de madera avandonada donde vivían hay una reja pintada por mis sobrinos que dice "clausurado". El dolor de su partida fue muy fuerte. Mi negrita Brownie se fue, tantas cosas que pasamos con ella, un ladrido menos, y mi perro Bronco tambien nos dejó, ya tenían más de 17 años.
Mi pecoso, el saltarín y más peleador tuvo por la edad un problema en la columna y ahora, como no puede subir las escaleras, duerme abajo a los pies de mi cama y sale sin hacer esfuerzo. Es un abuelito muy tranquilo. Ahora el patio de arriba quedo sólo, las revistas viejas las había botado mi madre en el tiempo en que no subí y tambien se deciso de juguetes y adornos antiguos. Los estantes estaban caídos y el silencio esta vez no me habló. Me agaché como en los viejos tiempos para ver dentro de la casa de mis animales, antes y durante la época de la enfermedad de ellos, yo me sentaba junto a la puerta y hacía que mis perritos, uno a uno, se recuesten en mis brazos. Era una alegría cuando se curaban ya que un animalito es parte de la casa.
Pero esta vez no vi nada, sólo sus recipientes para que tomen agua uno encima de otro, como vestigios de que hubo vida allí y el techo maltrecho de su casa de madera que costo subirla al patio. Fue una alegría cuando la conseguimos, una casa grande para mis perritos no tan grandes. Ese recuerdo aún está bien claro.
La noche llego, el frío cala los huesos y veo todo en silencio. Han pasado muchos años y sin querer estoy nuevamente aquí, testigo de esa película donde participe, esa película de vida que cada quien pasa y a cada quien marca. Mi familia va avanzando conmigo, mis sobrinos crecen, las alegrías se acercan como pequeños globos que se inflan de vez en cuando, y los recuerdos quedan en la mente.
Traté de no dejarme llevar por tristeza, quise hacerlo pero preferí escribir, este es el medio para darme a entender a mi mismo, para ordenarme, para seguir. Las cosas van marcando su rumbo, los ladrinos son silencio que resume todo, mi vida se vuelve más clara, y el peso de las vivencias hacen que mis labios se cierren por hoy. La algarabía es un buen medio para distraerse de lo que vendrá y seguir avanzando con el peso de lo inevitable al lado tuyo es lo más recomendable, sin olvidarse nunca que existen estos tiempos de reflexión. Pronto, el silencio también será parte mío. Espero estar lúcido para cuando llegue.

1 comentario:

Unknown dijo...

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lully, Reflexiones al desnudo
Son momentos e retrospección muy necesarios para concentrarnos en nuestras propias conciencias.
Te felicito por ese espacio que te regalas para llenar de armonía tu existir. Lindo sentir esa casa, tu entorno, tus mascotas y el silencio a través de tus letras.

¡Un abrazo afectuoso desde Colombia!