domingo, marzo 22, 2009

Cambiar.

Decidir frenar por un instante y saber porque uno va hacia adelante. Porque sigue el mismo sendero si quizás no te lleva a ningún sitio. Examinar la ruta. Ver los resultados a los que vas y si te conviene. El olor a azufre es una señal. Quizás es tiempo de frenar un poco y tomar otra ruta.

La sorpresa siempre da miedo, pero que mejor que la decisión para romperla. Tiempos de decisiones inesperadas, de cambios que hay que asumir si o si. La salud personal y la felicidad están de por medio. Es el regalo que te ofrece la vida para poder sobrellevar la ruta. Porque engañarse si ya no sonríes, si ya no te divierte hacer lo que haces, si en tu camino cargas con una botella de veneno del enemigo que se derrama gota a gota a cada segundo y que va a seguir allí.

Lo mejor es cambiar, reencotrarme con la improvisación y mi verdadera forma de ser. Las pocas horas de sueño, las peleas y las amenazas diarias van borrando la sonrisa. Y eso, es algo que nunca permitiré que se vaya de mí.

No hay comentarios.: