viernes, octubre 24, 2008

Sombreros de mago, dolores que corren y corazones que escuchan...

(Con el sound track de Calamaro…que dice que no se puede cambiar de corazón como de sombrero sin haber sufrido primero... o de corazón como de camisa sin perder la sonrisa…)

Corriendo en la máquina, veo por la ventana los autos, la gente que camina y las luces que a lo lejos se pierden de vista. La música suena cuando te conocí ya no salías con el primero que te había abandonado, no vale la pena hablar de aquellos años pasados , motivación, años que regresan como en un sube y baja, mucha música, acción, caras, labios, palabras, campamentos, fogatas. Te vi entre el fuego, te recordé y me reí por un momento porque sólo fuimos un momento, de esos que se fueron hace años.

Ahora sigo solo, corriendo por la vida, siguiendo lo que mi destino marcó, escribiendo novelas, conociendo gente, creando campañas, guiones, escribiendo cuentos, saliendo a caminar, a relajarme un rato. Muchas palabras se mezclan cada cierto tiempo, hay menos alcohol, más sauna, gym, más gente sana, pero el camino aún no se comparte.

La faja no para de avanzar y mis piernas siguen el ritmo constante, las calorías se van quemando y los minutos pasan, los segundos que no tienen cuando acabar. Y suena otra canción en los parlantes, esta es de Fito, todas las mañanas que viví, todas las calles donde me escondí , y claro, me veo en el IPP, tocando armónica en ese grupo bullero, no huevón, vamos a la casita no entres a esa clase, aliento a alcohol y complicidad con el guardián, carros, luces, borracheras, el rincón del payaso, ron en pote y nada que importara porque no tenía porque importar. Luces que brillan, decisiones y más responsabilidades; ahora que regreso al presente y que dejo todo como flashes, veo como marcaron los tiempos.

La gente sigue concentrada, cada quien tiene su historia, cada quien hace los ejercicios por alguna motivación, y la mía ¿que?, lo hago porque me gusta y punto, no hay que ir dando explicaciones a la gente.

Bajo de la faja, se acabaron los 20 minutos de cardio inicial, busco otra máquina pero todas están llenas, hago abdominales, sufro pero eso da placer cuando se termina y te bañas. Regresa a mi mente aquellas noches bohemias, las visitas al Juanito, el teatro, los libros, los amigos que perdí, las chicas que olvidé (y me olvidaron), los grupos que forjé... y es que todo fue cuestión de actitud de ese momento, todo fue motivo de tu carácter, ¿será que a veces no fue tan agradable? o si lo fue, que bueno que le haya servido a alguien, que se haya sentido bien tomando una chela a mi lado en algún momento…bueno, no sé, prefiero descansar en la cama después de salir de la cámara seca del sauna y darme un duchazo de agua fría. Este es el tiempo en que se puede uno olvidar de las preocupaciones y sentir que tu vida tiene sentido. Pides y esperas entre el humo; alguito de tus sueños se podrán cumplir.

Regreso a casa, y recuerdo los rostros y los libros que me parecieron raros Nación Prozac, Rayuela, El Ulises, recuerdo los gritos esquizofrénicos de la vida, y también las caminatas alrededor de la huaca. ¿Como cambia la gente no? y como algunas veces se te hace difícil decirle a alguien que te gusta, porque estás sin ni siquiera haberlo intentado predispuesto a que no resulte, tremenda pavada humana, pero pasa y claro nunca se lo dices…ya que la belleza asusta, no por fea sino por que es tan bella que inmoviliza, tonteras que pienso en el camino…

Hay un perro en el parque, un tipo gordo que se cree dueño del jardín, una señora que captura a su cachorro porque quiere morderme la pantorrilla, un clima templado y sin tanto frío, y en mi maletín una bebida rehidratante que espera ser abierta. ¿Qué hago ahora?, sólo escribir éstas líneas y recordar la frase de aquella canción de Calamaro que me gusta cuando te conocí ya no salías con aquel chico casado, que te prometía que la dejaría y todavía no se había divorciado. Sigo escuchando y pienso que no sé si el amor espera por mí, pero de estar, lo sigo esperando… Ya llegue a mi puerta, mi perro llora, sabe que la felicidad está en una caricia, ¡que grande es pecoso caracho!

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