Hay que saber ganar y hay que saber perder. No todo es premios en la vida, sino tambien resignación para luego reaparecer ante la vida con más ganas de ganar. Esta vez no me toco llevarme los premios, otros sonrieron ahora, mientras en mi guardo esas ganas para poder alzarme en premios el otro año. Todo es un reto constante. Y lo que se creía bueno no siempre resulta así. Pero nunca es el final de nada sino por el contrario el comienzo de algo mucho mejor. Algo que llegará con más fuerza. Uno deja de ganar por un lado para ganar por otro. Ese es el mundo de las compensaciones. Verse no triunfador insentiva para luchar y desear alzarse en premios pronto. Este será un año de visión, de vara alta y a partir de ahora me toca subir, salir adelante. Después de estar en el rincón de los que no alcanzaron la meta aún, tratar de lograrla llega con un gran impulso. El impulso de ser el mejor. Y esa es la vida. No sólo para mi sino para todos.
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